EL GESTO. El Alcalde y los Concejales del PP pretenden entregar una limosna de 5000€ a sus víctimas

Es difícil encontrar un Gobierno elegido que en tan sólo un año haya podido ocasionar tanta
destrucción, tantas víctimas, tanto dolor.
En un año de Gobierno Rajoy ha aumentado la tasa de paro hasta situarla en el 25% de la población
activa, casi 6.000.000 de personas que quieren trabajar y no pueden. 1,7 millones de familias tienen
a todos sus activos en paro y 600.000 hogares no tienen ningún tipo de ingresos. Esto no son
números, son dramas con nombres y apellidos; esto no es demagogia, estos son datos reales, datos
del CIS o de Cáritas.
En ese tiempo se ha arremetido con verdadero furor contra los más débiles de nuestra sociedad,
como si fueran los culpables de la situación. Se expulsa a los sin papeles de la atención sanitaria,
bajan los salarios de los trabajadores y trabajadoras, se facilita y abarata el despido, aumentan los
desahucios y se avanza en la privatización de los servicios sociales, dando lugar a aumentos en las
desigualdades sociales.
La pobreza es cada vez más intensa, extensa y crónica. Y, mientras tanto, los recursos de la
Administración para combatir esta situación, en lugar de crecer y reforzarse, se reducen y se debilita
el sistema de servicios sociales (Cáritas Valencia).
La cuestión es que, a diferencia de los terremotos o los tsunamis, esta catástrofe social se debe a la
acción humana consciente, tiene unos responsables con nombres y apellidos. A esta situación nos
llevan las políticas diseñadas por nuestros “representantes”, que tiemblan y se doblegan ante los
poderosos y arremeten contra los inocentes y los más desprotegidos.
En Galapagar, como no podía ser de otra manera, el PP local, mayoritario en el consistorio, se ha
sumado desde el principio a esta orgía de destrucción: despidió a trabajadores y trabajadoras de las
actividades deportivas y culturales y del Ayuntamiento; ha bajado los salarios, ha subido las tasas
del conjunto de los ciudadanos, arremetió contra la población inmigrante, cobrándoles informes que
anteriormente eran gratuitos; y se suma, entusiasmado, a la destrucción de la propiedad pública,
aquella que nos pertenece a todos los ciudadanos y ciudadanas, privatizando cuanto puede y está en
su mano.
Pues bien, frente a esta agresión brutal de sus políticas, al alcalde y concejales no se les ocurre otra
cosa que donar 5000€ a las familias necesitadas, a los pobres ¡A sus víctimas! Es como si ETA
donara el dinero conseguido por sus extorsiones y secuestros a la Asociación de Víctimas del
Terrorismo. Es decir, una burla, un escarnio, un escupitajo sobre la dignidad de las personas.
En “La verdad sobre el caso Savolta” (novela de Eduardo Mendoza, película de Antonio Drove),
unos pistoleros pagados por la patronal asesinan a un trabajador. Al día siguiente, el dueño de la
fábrica, ante la Asamblea de obreros, entrega un dinero a la viuda para los gastos del sepelio y
primeros socorros. Tanto los patronos como los sindicalistas comentan el hecho. Dicen los
primeros:
– Oye ¿Qué ha pasado con esa mujer? ¿Ha cogido el dinero?
– Esa gente no tiene moral. Son como animales.
Y los segundos:
– Sí, eso también es cierto, pero no lo pongas en tu artículo. Savolta es muy listo y ha tenido la
habilidad de aprovecharlo a su favor haciéndose el caritativo. Ha sido un mal ejemplo.
– Los obreros no quieren caridad, sino justicia. Lo que han visto los obreros no ha sido un mal
ejemplo, como tú dices. Lo que han visto ha sido el hambre y la explotación.
El Alcalde y sus Concejales producen miseria y luego dan dinero a los pobres miserables ¿Tendrán
mala conciencia? Ojalá. Entonces cabría alguna esperanza. Pero ni siquiera ejercen la caridad (con
discreción y “sin que la mano izquierda se entere de lo que hace la derecha”). En su infinita
desfachatez lo que pretenden es un acto de propaganda política y hacen de su caridad un
comunicado de prensa. Parece que la ignominia no tiene limites.
Señores y señoras del PP: lo que el pueblo necesita no es caridad ni gestos; lo que el pueblo exige es
justicia. Y que no les quepa absolutamente ninguna duda de que la tomará.

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